Dentro de los objetos de la contemporaneidad la droga ocupa un lugar privilegiado. Encabeza la lista de la clínica de las adicciones planteándole no pocos retos al psicoanálisis y a otros esfuerzos terapéuticos. Hace buena pareja con el generalizado consumo de fármacos que convierte a muchísimos individuos en adictos camuflados, bajo la complacencia de la industria farmacéutica y de la ciencia utilizada como ideología mediante su oferta ilimitada de omnipotencia en la eliminación de todo dolor, de todo síntoma, y por tanto, del sujeto.
http://www.revista.unal.edu.co/index.php/jardin/issue/view/971